Descripción
Muchos creyentes no reciben las bendiciones que Dios que Dios ya ha reservado para ellos porque en vez de Orar la Solución, oran el Problema.
La muerte y la vida están en el poder de nuestra lengua.
Debemos usar nuestra lengua para hablar vida para nosotros mismos o a favor de los demás, incluso cuando estamos orando.
Jesús mientras estuvo en esta tierra fue en todo nuestro ejemplo.
Jesús siempre habló lo que quería cosechar como vemos en el Ejemplo de la Resurrección de Lázaro.
Por otro lado, tenemos el ejemplo de Zacarías, quien, por no hablar la solución, se quedó mudo, para no estropear el plan de Dios.
En este libro, también comparto con ustedes algunas experiencias que tuve a lo largo de mi ministerio
y que me ayudaron a comprender esta verdad simple pero tan poderosa.
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